28 de noviembre de 2011

CAPITULO 15

15. LA ELECCIÓN


¡Estás loco!— Yo grito. —¡Completamente demente!
Soy muchas cosas—, responde Dervish con calma, —pero no creo que sea un loco.

CAPITULO 14


14. EL DESAFIO


Dervish acuesta a Meera en una de muchas camas de la mansión. Él la examina de nuevo, con más detalle esta vez. Trata de despertarla, diciendo su nombre y agitándola suavemente. Cuando eso falla va al baño, regresa con un vaso de agua, y con sus dedos arroja pequeñas gotas en su cara. Ella no se mueve.
Dervish se aleja sombrío.
Podría tratar de despertarla con magia—, dice, —pero no estoy seguro de qué tan grave es el daño. Podría empeorar la situación.
¿Por qué simplemente no la dejas dormir?— Pregunto. —Ella va a vivir, ¿no es cierto?
Eso creo.
Entonces déjala. Sería lo mejor, ¿verdad?
Dervish me mira, preocupado, y entonces sale de la habitación sin decir nada. Envuelvo a Meera con una manta, y a continuación, cierro la puerta y me dirijo al estudio.
Después de la oscuridad de la bodega, el estudio parece más caliente y brillante que nunca. Me pierdo en un gran sillón de cuero, las rodillas al pecho, la cabeza metida entre ellas, cansado ​​y con miedo.
Dervish está de pie al lado de un juego de ajedrez. Este es su juego favorito, las piezas basadas en los personajes de El Señor de los Anillos. Dervish recoge un hobbit de colores brillantes y juega con el distraídamente mientras habla.
No creo que alguna vez realmente hayas apreciado la complejidad del ajedrez—, dice. —Tan pocas piezas, y sin embargo, tantas posibilidades. No hay dos juegos iguales. Uno puede aprender las reglas en una tarde, y aún así pasar el resto de tu vida tratando de dominarlo.
¡Métete el ajedrez por el culo!— Le grito, reviviendo mi furia. —Bill-E esta encadenado en el sótano, retorcido y demente. Meera esta inconsciente, tal vez en estado de coma. Y todo lo que tu dices es...
Lord Loss juega al ajedrez—, interrumpe Dervish suavemente. —Los Demonata no son, por naturaleza, criaturas juguetonas, pero el es una excepción. No sé dónde ni cuando adquirió su hambre por el juego, pero cuando Bartholomew Garadex lo conocío, él ya era un jugador empedernido, si bien uno de una experiencia limitada.
¿A donde quieres llegar con esto?— Me quejo, aunque tengo una idea.
Cuando encontraste a tus padres, ¿te fijaste en los tableros de ajedrez?
Respiro superficialmente. Pensando. En la sangre. Las paredes como redes de arañas. Los demonios. Y, en el suelo, esparcidas, piezas de ajedrez y tableros rotos. Además del otro tablero en el estudio.
Sí,— suspiro.
Dervish habla con rapidez. —Bartholomew jugo muchos partidos con Lord Loss tratando de persuadirlo para ayudar a acabar con la maldición. Sus familiares no tenían permitido molestar a Bartholomew cuando estaban jugando, por lo que era la forma más segura de tener una conversación con él. Con el tiempo se dio cuenta de que a Lord Loss le importaba casi tanto el ajedrez como le importaba alimentarse del dolor de la humanidad. Por una corazonada, el viejo Bart rompió relaciones con el maestro demonio y le evitó durante varios meses. Cuando finalmente cruzó la línea divisoria con el universo Demonata otra vez, Lord Loss estaba hosco e irritable, ansioso por volver a jugar.
Bartholomew se negó.— Dervish se ríe con sequedad. —Es peligroso, desafiar a un demonio. Pueden ser abominables ángeles de la destrucción cuando son ofendidos. Lord Loss pudo haber soltado a todos sus familiares sobre el viejo Bart, lo que habría sido...
¿Él tiene otros, además de Artery y Vein?— Exclamo.
Oh sí—, dice Dervish. —Solo que esos son sus favoritos en este momento. Tiene cientos de familiares. Si los hubiera soltado sobre Bartholomew, lo habrían descuartizado, y toda la magia en el mundo no habría podido detenerlos.
Sin embargo, tal como el viejo Bart había apostado, Lord Loss no envió a los demonios. Tan intensa era su ira como su fascinación por el ajedrez, la cual al final fue más fuerte. En vez de machacar a Bartholomew, se quejó y se quejó y trató de negociar. Así Bartholomew pudo hacer un trato. Le dijo a Lord Loss que no jugaría a menos que el maestro demonio levantara la maldición de la Garadex.
Sin embargo no accedió. El ajedrez era una obsesión, pero no era tan valioso para él. Así que el viejo Bart intentó otro enfoque. Él propuso una serie de juegos en los que jugaría por la vida de los miembros de su familia. Después de largas discusiones, acordaron llevar a cabo un número determinado de partidos, ganaría el mejor de cinco juegos. Por cada competición que ganara Bartholomew, Lord Loss curaría a un Garadex. Pero si Bartholomew alguna vez perdía, Él tomaría posesión de su alma.
Y así comenzaron las competiciones, dos o tres veces por semana, siendo Lord Loss quien fijaba la cantidad. De acuerdo a los registros de Bartholomew, Lord Loss odia perder. Al igual que la mayoría de los Demonata, es despreciablemente orgulloso. Ellos se consideran superiores a los humanos, y perder frente a uno (en cualquier disciplina) es una gran desgracia.
Sin embargo, perdió— Dervish ríe roncamente. —Bartholomew dedico todo su tiempo al ajedrez, jugo durante horas y horas de día y de noche, con los mejores oponentes que pudiera encontrar, aprendiendo y mejorando. Perdió seis partidos en los primeros tres meses, pero desde entonces nunca más. Logro una racha de cincuenta y nueve victorias, que no mostraba señales de terminar.
Y luego murió.
Dervish se encoge de hombros. —Era viejo, y sus primeras batallas con los familiares le habían hecho mella. Fue pacifico, su final, murió mientras dormía
¿Qué sucedió entonces?— Le pregunto, absorto en la historia.
Durante mucho tiempo, nada—, dice Dervish. —Nadie en nuestra familia sabía sobre Bartholomew y Lord Loss. Nunca les contó cómo estaba logrando que se curaran. Varios Garadex son brujas y magos, pero no fueron capaces de descubrir los secretos de sus diarios, que había codificado con fuertes hechizos.
Con el tiempo, casi cuarenta años después de la muerte del gran mago, Davey McKay, un pariente lejano que había perdido cuatro de sus cinco hijos a la maldición, decodifico el diario y descubrio el secreto demoníaco. Inmediatamente contactó con Lord Loss en un intento de renovar las competencias y revertir el cambio de su hijo menor, que estaba empezando a transformarse.
El maestro demonio fue lento en responder. Bartholomew lo había humillado. Él no se fiaba de sufrir otra serie de derrotas a manos de un ser humano. Por otra parte, Davey no era mago, su alma era de poco interés para Lord Loss. Pero Davey era ingenioso. Él buscó una vuelta de tuerca a la imaginación retorcida de Lord Loss, un reto que apelaría a su deformada personalidad.
Dervish cae en un silencio pensativo. Todavía esta jugando con la pieza de ajedrez en forma de hobbit. Con su mano libre, abre un cajón y saca una foto. Lo desliza sobre la mesa. Miro. Mamá, papá, Gret y yo. Una captura de uno de los cumpleaños de papá.
La solución de Davey fue terrible—, dice Dervish mientras observo la foto —, pero que tenía que serlo. Lord Loss no estaba interesado en nada menos. Las reglas que propuestas fueron: un partido, el mejor de cinco juegos, al igual que antes. Si Davey ganaba, su hijo tendría su humanidad restaurada, y ambos serían libres. Pero si Lord Loss ganaba, podía matar a Davey y el niño.
Lord Loss estaba interesado en la idea de Davey, pero añadió unos pocas condiciones por su cuenta. Cuando jugaba con Bartholomew, le había dicho a su familiares que estuvieran quietos. Él se negó a conceder ese privilegio a Davey. Alguien tendría que formar pareja con el y luchar contra los demonios mientras jugaba. Mientras el protector de Davey viviera, los familiares no lo atacarían. Pero si su compañero moría serian libres de masacrar a Davey y a su hijo también.
Otra nueva regla fue que los juegos tenían que ser jugados de forma simultánea, para apilar la presión sobre Davey y su pareja. Y la cláusula final era que si Davey ganaba, tendría que entrar al mundo de Lord Loss y luchar contra él personalmente, por la posesión de su alma.
¿Qué?— Murmuro, incapaz de capturar el significado de la última parte.
Los juegos tienen lugar entre el universo Demonata y el nuestro—, explica Dervish. —Probablemente lo hayas notado en la habitación de tus padres, que había partes de nuestro mundo, así como fragmentos del de Lord Loss. Eso, en ese estado intermedio, era donde Davey desafiaría a Lord Loss. Si Davey ganaba, su hijo se curaría, y el niño y el socio de Davey podrían seguir adelante con sus vidas. Pero Davey tendría que entrar en el mundo de Lord Loss y luchar contra el demonio maestro en su propio terreno. Si ganaba, seria libre. Pero si perdía, Lord Loss tomaría el control de su alma, y ​​él viviría sus últimos días como un zombie.
Suena como un trato injusto para mí—, gruño.
Lo era,— Dervish está de acuerdo. —Pero esos fueron los términos. Davey tenía que aceptar. — Dervish hace una pausa y dice en voz baja, —Davey perdió. Su hermano se presentó como su pareja. Los demonios lo abrumaron. Davey fue asesinado antes de que siquiera uno de los juegos se decidiera. Su hijo también. Los tres fueron masacrados por los demonios.
Él toma la foto y mira en silencio.
Pero el sacrificio de Davey no fue en vano—, regresa. —Lord Loss desarrollo un gusto por este nuevo concurso. Se acercó a los familiares, aquellos con poderes mágicos, ofreciéndoles la oportunidad de competir por vidas como Davey había hecho.
La mayoría se negaron. Sin embargo, dos, con niños pequeños a punto de convertirse, aceptaron el desafío. Uno de ellos fue derrotado, pero el otro ganó. Su victoria le dio esperanza a los demás, y una serie de Garadex y Grady han aceptado el desafío a lo largo de décadas. Algunos ganan, otros pierden. La mayoría de los que ganan, posteriormente, pierden su alma en la batalla en el reino Demonata pero unos pocos han hecho el viaje de regreso, una prueba de que se puede hacer.
Dervish guarda la foto en el cajón y lo cierra lentamente. Parpadea como una lechuza y se pasa una mano por los ojos, luchando por contener las lágrimas.
Tus padres no ganaron—, dice. —Gret estaba infectada. Tu padre y madre desafiaron a Lord Loss. Uno de ellos resultó insuficiente para la tarea. Los tres murieron como resultado. Yo estaba destinado...
Su voz se detiene y se aleja, frotándose los párpados, temblando. —Tu padre y yo teníamos un acuerdo—, dice con tristeza. —Si alguno de sus hijos sucumbía a la enfermedad, yo iba a ser su pareja. Pensé que se había equivocado al tener hijos, pero yo aún así lo amaba a él y a sus niños. No iba a quedarme a un lado en su hora de necesidad —.
Entonces, ¿por qué no estuviste allí?— Yo lloro, con lágrimas corriendo por mis mejillas.
Él nunca me dijo que Gret estaba cambiando—, solloza. —Tu madre debe de haberlo convencido para hacerle frente a los demonios con él. Estoy seguro de que Sharon tuvo la mejor intención, pero yo era un mejor jugador de ajedrez, y un luchador mucho más fuerte. Cal debería haberme hecho cumplir mi promesa. Tendría que haber llamado. Tal vez yo podría haber ... —
Se derrumba. Sus ojos se cierran. Sus manos se aprietan en puños. Luego levanta la cara hacia el techo y aúlla. Desde el sótano me imagino que oigo un grito sonoro, como si Bill-E dejara de alimentarse momentáneamente y respondiera a la torturada llamada de su tío.
Yo dejo de llorar antes de que Dervish lo haga. No creo que llore con mucha frecuencia, por lo que tiene dificultades para recuperar el control. Cuando las lágrimas finalmente cesan y se está limpiando la cara con una manga de tela de jean, lo acuso tan suavemente como me es posible.
¿Estás diciendo que fue culpa de mamá?
Por supuesto que no.— responde con rapidez.
Pero si mi padre te hubiera elegido en lugar de ella ...
Dervish duda, eligiendo cuidadosamente sus palabras. —Tengo que ser sincero, yo era la opción lógica. Pero la lógica y la magia no siempre se mezclan. A veces a los aficionados les va mejor que los profesionales. Nadie sabe realmente cómo van a comportarse hasta que llega el momento.
Él saca un pañuelo y se suena la nariz. —Al final, todo es relativo. Tu padre escogió, correcta o incorrectamente, y ya sabemos el resultado. No podemos cambiar el pasado y estaríamos locos si lo intentáramos
Pero dejando de lado mis sentimientos personales acerca de su elección,— Dervish añade —No pienses que creo que haya sido culpa de tu madre. No lo fue. Era nuestra maldición, no la de ella. Ella se merece nada menos que el amor absoluto y el respeto por tomar esa maldición, y por jugarse su vida para tratar de evitarla.
Asiento con la cabeza lentamente, pensándolo bien. —Pero si ellos no hubieran puesto sus vidas en la línea—, le susurro. —Si hubieran llamado a los Corderos y no hubieran ido con Lord Loss ...
Estarían vivos.— Dervish dice sin rodeos. —Por eso he dicho que no te gustaría la verdad. Ellos pusieron la vida de Gret antes que la propia, y la tuya. Si no hubieran intervenido, habrías perdido a tu hermana, pero aún seguirías teniendo a tus padres.
Lo miro con incertidumbre, el labio inferior temblandome, parte de mí odiando a papá y mamá por hacerme esto, otra parte odiando a Gret, culpándola por el desastre.
Dervish lee mis pensamientos y sacude la cabeza con calma. —No vayas por ese camino, Grubbs—, dice. —Cal y Sharon hicieron lo que tenían que hacer. Habrían hecho lo mismo por tí si hubieras estado infectado. Sé que que te sientes engañado. Yo sé que los quieres de vuelta. Pero si lo piensas bien, y recuerdas a las personas que fueron, el amor que tenían para ti y para Gret, vas a entender por qué lo hicieron.
Tendrían que habérmelo contado— Yo me lamento. —Me dejaron completamente afuera. ... Yo podría haber ayudado. Yo...
No,— Dervish dice con firmeza. —Las reglas son claras, sólo dos pueden desafiar a Lord Loss y sus familiares. El decírtelo no habría logrado nada.
Me habría preparado para lo peor,— no estoy de acuerdo.
No creo que quisieran pensar en eso—, suspira Dervish. —Las dudas tienden a comer a una persona de adentro hacia afuera. La mayoría de los que se enfrentan a Lord Loss deciden no centrarse en todo lo que puede salir mal, ya que hace más probable que eso suceda.
Pero...— comienzo.
Grubbs,— Dervish interrumpe bruscamente, —nos podemos sentar aquí discutiendo toda la noche. Pero eso no hará que tus padres y Gret vuelvan. Y no va a ayudar a Billy. Dejar ir no es fácil, pero tienes que olvidarte de tus padres por un tiempo. Si no puedes, no me resultaras de ninguna ayuda .
¿'De ninguna ayuda'?— Le hago eco, con el ceño fruncido. —¿De qué me hablas? ¿que quieres que haga?
Dervish se inclina hacia adelante, sus rasgos impasibles. —Quiero que seas mi segundo—, dice. —Quiero que estés a mi lado y luches contra Vein y Artery mientras reto a Lord Loss en el ajedrez.
El mundo se adormece.


CAPITULO 13


13. LA MALDICIÓN


Un largo silencio. Queriendo gritarle a Dervish, llamarlo mentiroso, hacer que retire sus palabras. Pero no hay razón para que mienta sobre algo así. Nada más que triste honestidad en sus ojos.

Capitulo 12

12. LAZOS FAMILIARES
Corregido por: Tania
¿Bill-E?—me lamento. Me contempla, con una ira desnuda llenando sus anormales ojos amarillos. —Bill-E... soy yo... Grubbs.
Él no te reconoce— dice Dervish, dando un paso hacia la izquierda. Los ojos de Bill-E contemplan a los adultos y se agacha a la defensiva. Detrás de él, Meera da un paso automático hacia atrás.

27 de noviembre de 2011

CAPITULO 11


11. ¡AAUUUUUU!
Corregido por: Tania
Nos escapamos de casa. Avanzamos arrastrándonos alrededor de los galpones, y nos internamos sigilosamente en el bosque, con Bill-E encabezando la marcha. Es una noche brillante, y hay muy pocas nubes para bloquear la preocupante luz de la luna llena. Pero está oscuro al amparo de los árboles, hay innumerables lugares donde una criatura podría preparar una emboscada. 

26 de noviembre de 2011

CAPITULO 10


10. EL DÍA MÁS LARGO

En mi cama. Hecho un ovillo en la parte superior de la misma. Llorando. Temblando. Los dedos sobre mis ojos. Espiando a través de ellos a intervalos, esperando a que el Maestro Demonio y sus secuaces vengan.

CAPITULO 9

9. LA BODEGA

Dervish y Meera todavía se están riendo en la mañana. —¡Tu cara!— Dervish dice a carcajadas en el desayuno.
¡Fue como si todos los demonios del infierno fueran a por ti!
Como he señalado antes, mi tío tiene un retorcido sentido del humor.

25 de noviembre de 2011

Capitulo 8

8. UNA TEORÍA

-Estas loco.
Corrimos por las escaleras hasta la sala principal. Bill-E apurándose para alcanzarme.
Tiene sentido—, insiste, colocándose por delante de mí, bloqueando mi camino. —Las marcas de mordidas. La forma en que los animales fueron desgarrados por el centro. ¿Por qué recoge los cadáveres y los incinera? Se esta deshaciendo de la evidencia. 

24 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 7 COMPLETO

7. MATANZA EN EL BOSQUE
Corregido por: Tania
Rutinas, tareas del hogar, un montón de juegos de ajedrez con Dervish y Bill-E.
Dervish le enseñó a jugar , así que juega mucho mejor que yo, aunque a veces se desconcentra y consigo ganarle más veces de lo que lo normalmente.
Miro televisión, paseo con Bill-E, jugamos fútbol o exploramos los campos; eso cuando no estamos instalados frente a la colosal pantalla o perdiendo la cabeza en torneos de ajedrez.

Capítulo 6

CAPÍTULO 6
MELANCOLÍA



Asentándome. Haciendo los quehaceres diarios: lavando los platos, barriendo un par de pisos diferentes cada día, lustrando los muebles del amplio salón de entrada o de los dormitorios. Muchos otros, menos usuales: sacar la basura, limpiar las ventanas, hacer mandados en el pueblo.
Me gusta el trabajo. Me mantiene ocupado. No hay mucho que hacer aquí, aparte de jugar al ajedrez con Dervish, ver la televisión (hay una enorme de pantalla ancha de 55 pulgadas, que casi nunca se usa),  y leer. El ajedrez no me emociona; Dervish es como mamá y papá, un fanático del ajedrez, y me gana con facilidad cada vez que jugamos. Me gustaría no jugar en absoluto, pero me presiona suavemente para trabajar en mi juego. No entiendo la obsesión de mi familia con este juego, pero supongo que tendré que aguantar, como lo hice en casa.
He leído más de lo que normalmente leo, a pesar de no ser un amante de los clásicos, pero Dervish no tiene una gran colección de la ficción moderna. Compro algunos nuevos en el Valle, y algunos más a través de Internet, pero no hay mucho donde elegir. Trato con algunos de los miles de libros de ocultismo que llenan las estanterías, pensando que tiene que ser mejor que ver la luna toda la noche, pero son demasiado complicados o densamente escritos para ser de interés.
Así que eso me deja con la TV, un sinfín de telenovelas, programas de chimentos, películas, series, programas deportivos. Y aunque nunca pensé que admitir tal cosa, la televisión se pone un poco aburrida después de un tiempo, si es todo lo que tienes para mantenerte entretenido.
Pero, bueno, ¡es un millón de veces mejor que el instituto!
Una semana pasa. Estoy cómodo en la casa. Conociendo a Dervish, a pesar de que es una persona difícil de entender. Bondadoso, atento, preocupado por los demás, pero distante, con un retorcido sentido del humor. Él vino en un día mientras yo estaba viendo las noticias. Estaba un informe sobre un asesino en serie que había cortado y guardado las cabezas de sus víctimas. Comentó secamente:
—Hay un hombre decidido a sacarles a todos al menos una cabeza de distancia en la vida.—
Pasó los siguientes cinco minutos muriéndose de risa, mientras yo lo miraba, sorprendido, con las imágenes en televisión de baños de sangre y familiares llorando.
Su sed de ajedrez es al menos igual a la de papá y mamá, si no más. Intento hacerlo fácil para mí, para empezar, suavemente me animó a jugar, tratando los juegos como diversión. Ahora está mostrando sus verdaderos colores. Insiste en que juegue con él todas las noches y se irrita cuando lo hago mal.
—Tienes que amar el juego—, me dijo ayer por la noche, lanzándome una torre capturada con fuerza inesperada. —El Ajedrez es como la vida. Tienes que amarlo como amas vivir. Si no ... —
No dijo nada más, simplemente salió de la habitación, dejándome sin palabras, frotándome la mejilla, donde golpeó la torre. Más tarde, cuando me había recuperado y coincidimos en el pasillo de camino a la cama, murmure,
—¡Consiguete una vida, fenómeno!— Las palabras perfectas, aunque una hora demasiado tarde.
Él no tiene tiempo para la música. Encontré un gran total de tres discos en la casa, todos los viejos álbumes de un grupo llamado Led Zeppelin. No lee ficción. Solo mira algunos documentales ocasionalmente. Pasa mucho tiempo en la web, por lo que he visto cuando lo he visitado en su estudio. Sin embargo, no parece navegar o jugar juegos, sino que en su mayoría son intercambios de e-mails con contactos en todo el mundo, o visita tontos sitios enciclopédicos.
Aparte de sus libros y antigüedades, el ajedrez y el jogging, y sus compañeros por e-mail, no parece tener alguna afición, o ningún interés aparente en el mundo más allá de esta casa.


*****


Hay establos, abandonados hace mucho tiempo, detrás de la mansión. Estoy explorando uno de ellos, paseando entre los clavos viejos y las herraduras en busca de alguna cosa interesante, cuando alguien golpea la puerta podrida y me hace saltar de la sorpresa.
—Paz, man,— el desconocido se ríe como un pato mientras yo tomo una herradura para protegerme. —Vengo a saludarte, no a comerte, como el caníbal dijo a los misioneros.—
Un niño alrededor de un año más joven que yo entra y me estira la mano. Me quedo mirando un momento, luego se la estrecho. Él es mucho más bajo que yo, regordete, de cabello negro y un poco de ambliopía en su ojo izquierdo, que le cuelga a medio cerrar. Con un par de jeans desteñidos y una remera de Los Simpsons.
—Bill-E Spleen,— dice, aún agitando mi mano. —Y tu eres Grubbs '¡no me llamen Grubitsch!' Grady, ¿verdad? —
—Correcto—, sonrío tirantemente, a continuación, repito su nombre. —Billy Spleen?—
—Bill-E—, me corrige, y lo deletrea. —En realidad, es realmente Billy—, confiesa, —pero lo cambié. No he sido capaz de hacerlo legalmente todavía, pero lo haré cuando sea mayor. No hay nada malo con Billy, es un mucho mejor nombre que Grubitsch o Grubbs, pero Bill-E suena mas canchero, como una estrella de rap —.
Habla rápido y afilado, sus dedos bailando en el aire para acentuar sus palabras.
—¿Eres del pueblo?— le pregunto con educción.
—Sí, soy de la villa—, bosteza, como si fuera la cosa más lamentable del mundo. —Yo vivía a pocas millas antes, en una casa más pequeña con mi madre, hasta que murió. Luego me fui a vivir con mis abuelos, los 'Spleens Originales', como mamá los llamaba. Que están bien, aunque son un poco anticuados y estrictos. —
Bill-E estudia los clavos y herraduras, y sonríe. —No encontrarás nada de oro aquí—, dice entre carcajadas. —He estado en este galpón más veces de las que puedo contar, en busca del viejo tesoro de Lord Sheftree.—
—¿Tesoro?— Bill-E es un poco demasiado sociable para mi gusto, nunca he sido aficionado a las personas que se acercan y de inmediato empiezan a actuar como si fueran viejos amigos; pero yo no quiero decir nada que pueda llegar a hacerlo sentirse insultado. Por lo menos, no hasta que sepa un poco más sobre él.
—¿No sabes nada sobre el tesoro?— Se sorprende como si hubiera admitido que no sabía que el mundo era redondo. —Lord Sheftree poseía este lugar años atrás, y se supone que ha escondido cofres llenos de tesoros en estas tierras. Escondidos, listos para escapar, en caso de que alguna vez tuviera que hacer una salida rápida y necesitara algo de dinero en efectivo. Él era un gran estafador. Solía mantener un tanque lleno de- —
—Pirañas—, lo interrumpo. —Y les dio de comer a un bebé. Lo se.—
—¿Dervish te lo dijo?— Bill-E parece decepcionado. —Me encanta contar esa historia. Casi todo el mundo en Carcery Vale lo sabe, por lo que no es frecuente que tenga la oportunidad de contárselo a alguien nuevo. Regañare a Dervish por echar a perder la historia. —
—Disculpa—, murmuro, exasperado, —pero ¿quién demonios eres tú y qué haces aquí?— Bill-E parpadea. 
—No hay necesidad de hablarme de esa manera,— murmura. —Sólo estoy tratando de ser amigable.—
—Y yo sólo quiero saber quién eres—, respondo con frialdad. —Vienes aquí, diciéndome tu
nombre y que sabes todo acerca de mí, pero nunca he oído hablar de ti antes. ¿Eres pariente de Dervish? ¿Un repartidor de periódicos? ¿Qué? —
—¡Repartidos de periódicos!— Resopla. —No creo que Dervish haya comprado un diario alguna vez en su vida! ¡Si no viene forrado en cuero o las alas de murciélago, lleno de hechizos y encantamientos oscuros, no le interesa! —
Bill-E da unos pasos a la izquierda, hacia donde la luz brilla a través de un agujero en el techo.
  —No soy un pariente—, dice. —Sólo un amigo. Salgo con Dervish, juego al ajedrez con él, hacemos algunos trabajos extraños. Me lleva a pasear en su bicicleta a cambio, y me enseña algunos hechizos. ¿Te ha enseñado algún hechizo ya? —
Sacudo la cabeza.
—Son interesantes—, dice sonriendo. —No sé si la mayoría de ellos realmente funcionan, pero las palabras que usa son oscuras. Me siento como un verdadero mago cuando estoy recitandolas. —
—¿Podrías enseñarme algunos?— Pregunto.
—No,— E-Bill responde con rapidez. —Eso es lo primero que me enseñó Dervish, sólo un maestro puede enseñar. Él dice que si alguna vez me atrapa enseñándole hechizos a alguien, él dejara de enseñarme y me prohibíra venir aquí. Y lo dice de verdad, Dervish no es del tipo de tirarse un farol como ese. —
Intento ser cálido con Bill-E Spleen, me gusta la forma en que habla de Dervish, pero ha pasado un tiempo desde que hice un nuevo amigo, así que en vez de decir algo simple, le pregunto cínicamente: —¿Dervish fue quien te dijo que vinieras a hablar conmigo? ¿Se supone que debes ser mi nuevo mejor amigo? —
Bill-E se burla. —Mi amistad no puede ser comprada o vendida. Por lo general vengo unas cuantas tardes a la semana y los fines de semana. Dervish me pidió que me mantenga alejado esta semana, para darte la oportunidad de que te instales. Tenía muchas ganas de conocerte y mostrarte todo el valle, de un huérfano a otro huérfano, pensé que podríamos tener cosas en común, pero ahora no creo que me moleste. Eres un poco increíblemente engreído para mi gusto. Mejor iré a ver a Dervish y dejare que corretees por aquí por tu propia cuenta. —
Bill-E comienza a irse con una rabieta.
—¿Cuándo murió tu madre?— Pregunto suavemente.
Se detiene y mira de reojo. —Hace casi siete años. Yo era apenas un niño. —
—¿Y tu papá?—
Sonríe torcidamente. —Nunca lo conocí. Ni siquiera se quién era. Todavía está vivo, creo, por lo que no soy un huérfano oficial. Pero me he sentido como uno desde que mi madre murió. —
—Mis padres sólo murieron hace unos meses—, le digo. —Todavía me duele. Mucho. Así que si me comporto como un energumeno, lo siento, pero eso es por como siento ahora mismo. —
La cara de Bill-E se suaviza. —Cuando mi madre murió, yo no hable con nadie excepto con la Abuela y el Abuelo por casi un año. Si otros niños se me acercaban, gritaba y los atacaba. Sus padres los frenaban de devolver el golpe. Un día, en una tienda, yo lo hice con un niño cuando no había nadie alrededor, y él me dejo hecho polvo. Yo estuve bien después de eso. —
Ofrezco mi barbilla. —Descargate si quieres. —
Bill-E toma impulso, cierra el puño, y luego me toma de la barbilla ligeramente. —Vamos—, se ríe. —Vamos a ver lo que Dervish está haciendo.—
El estudio. Dervish y Bill-E se ponen al día. Un montón de nombres que no reconozco. Bill-E hablando de la escuela, con ganas de las vacaciones de verano. Dervish le habla sobre un nuevo libro sobre los brujos de Baviera, que había comprado en la web.
—¿Qué pasa con el hechizo del ojo?— Bill-E pregunta. Él me mira y señala su ojo izquierdo. —Se supone que podre operarme esto dentro de unos años, pero estoy seguro de Dervish puede conjurar un hechizo que me ahorre la molestia.—
—He preguntado por ahí,— Dervish ríe, —pero los grandes magos de antaño no se molestan mucho con los párpados caídos. Además, la magia no se debe utilizar para beneficio personal, Billy —. Dervish siempre se refiere a Bill-E como Billy. Supongo que lo conoce desde hace tanto tiempo que le resulta difícil cambiar.
—¡Que se lo digan al tatara-tatara-abuelo Garadex!— Bill-E resopla. —Él usó su magia para hacer millones, ¿no?—
—Bartholomew Garadex fue una excepción—, dice Dervish.
Bill-E trata el estudio como si fuera suyo. Tira de los libros y los vuelve a guardar.
Empuja a Dervish y se apodera de la computadora. Abre un cajón del escritorio para mostrarme el cráneo de una bruja de verdad, —quemada en la hoguera para lanzar conjuros lascivos a los hombres viriles jóvenes de la comunidad—, me informa, acercándomela a mi cara, metiendo sus dedos en las cuencas oculares vacías. Dervish permite que Bill-E haga lo que le plazca. Se sienta y sonríe con paciencia.
—Normalmente esta mas calmado—, comenta Dervish cuando Bill-E va al baño. —Tu llegada le ha molestado. Él está acostumbrado a llevar el funcionamiento de la casa. Creo que él está preocupado de que las cosas vayan a cambiar ahora que te has mudado.—
—¿Por qué viene aquí?— Pregunto.
—Su madre y yo éramos amigos—, dice Dervish. —Ella murió en un accidente de barco, dejando a Billy al cuidado de sus abuelos.— Él hace una mueca. —Todo lo que puedo decir acerca de este par es que están bien nombrados, Spleen (*Spleen es bazo en ingles)! Una pareja de ancianos más cascarrabias no podrías imaginar. Sentí pena por Billy, así que empecé a visitarlo y llevarlo a pasear en mi bicicleta. Abu y Abue Spleen no estaban demasiado felices al respecto y siguen haciendo todo lo posible para no dejarlo venir aquí, pero ser persistente es algo en lo que soy bueno. Yo tiendo a salirme con la mía cuando realmente quiero. Y el hechizo de persuasión también ayuda. — Él guiña un ojo. No puedo decir si es serio o en broma.
Bill-E vuelve, salpicando agua con sus manos. —No hay toallas, DERV—, refunfuña.
Dervish levanta una ceja hacia mí. —Las toallas están a su departamento, no es así, Maestro Grubbs?—
—Lo siento—, hago un mueca. —Me olvidé.—
—Si yo fuera usted, Sr. Grady, señor, lo castigaria —, dice Bill-E con deleite, luego se ríe y pide a Dervish que le enseñe un nuevo hechizo.
—¿Debería hacer que ambos desaparezcan?— Dervish pregunta inocentemente.
—Sí!— Bill-E jadea, la cara iluminandosele, y luego maldiciendo cuando Dervish nos corre de la habitación y cierra la puerta detrás de nosotros.
La sala de los retratos. Bill-E conoce los rostros y los nombres de memoria. Dandome cátedra, instruyéndome sobre mi entorno familiar.Escucho con cortesía fingida, sólo prestando atención al fragmento jugoso ocasional.
—Urszula Garadex, pirata—, Bill-E entona, aprovechando el marco de un retrato con un gran lienzo. La mujer de la foto tiene un solo ojo, y tres de sus dedos faltan, dos en la mano izquierda, uno a su derecha. —Una asesina. Completamente despiadada.—
—Agustine Grady. Siervo de algún príncipe. Causa de la muerte, fue golpeado en la cabeza por un caballo.
—Justin Plunkton, un banquero. No hay nada interesante en él. —
Y así siguió.
Después de un rato le pregunto a Bill-E sobre los adolescentes y si sabe cómo murieron.
—Dervish no dice mucho acerca de ellos—, responde. —Creo que es una antigua maldición familiar. Probablemente tu también estiraras la pata en cualquier momento. —
—Voy a tratar entonces de llevarte conmigo—, replico.
Llegamos a papá y Gret. Bill-E se detiene con curiosidad. —Estos son nuevos. Yo no sé quienes- —
—Mi papá y mi hermana—, le informo en voz baja.
Hace una mueca. —Debí haber adivinado. Lo siento.— Él me mira interrogante, se lame los labios, mira fijamente las fotos.
—Una pregunta sin formular es la cosa más inútil del mundo—, le señalo.
—Ese es uno de los dichos de Dervish—, nota. Se lame los labios de nuevo. —¿Quieres contarme cómo murieron, o es un secreto? Le pregunté a Dervish, pero no me lo cuenta, y mis abuelos no saben, nadie en el pueblo lo hace —.
Mi estómago se contrae. Destellos de un perro con cabeza de cocodrilo, un niño del infierno, el maestro misterioso. —Ellos fueron asesinados—.
Los ojos de Bill-E se amplían. Su párpado izquierdo perezoso salta como si fuera una banda elástica. —¿No es broma?— jadea.
Mi expresión es oscura. —No es broma—.
—¿Sabes quién lo hizo?—
—Yo estuve ahí—.
Bill-E traga profundamente. —¿Cuando estaban siendo asesinados?—
Sí.
—¿Cómo lograste escapar?—
Considero cuanto debía decirle. Decidí juzgarlo con la verdad. —Ellos fueron asesinados por demonios. Me escapé con magia. —
Frunce el ceño. —Si esto es una broma ...— Se detiene cuando ve mi cara. —¿Dervish lo sabe?—
“Sí.”.
—El te cree?—
—Sí. Pero él es el único. Todo el mundo piensa que estoy inventando. —
Bill-E gruñe con desdén. —Si Dervish te cree, igual yo— Él se gira y hace un extraño baile arrastrando los pies, murmurando palabras extrañas.
—¿Qué fue eso?— Pregunto, perplejo.
—Uno de los hechizos de Dervish—, dice. —Hace que los muertos sonrían. Dervish dice que es importante mantener a los muertos felices. La razón por la que esta casa no esta embrujada es que Dervish mantiene a sus fantasmas riendo. —
—Imposible!— Yo murmuro.
—Tal vez— E-Bill sonríe. —Pero he estado bailando durante años y nunca ha sido molestado por los fantasmas. ¿Por qué parar ahora y correr el riesgo? —
Vemos MTV en el televisor de pantalla ancha de 55 pulgadas, comiendo palomitas de maíz, bebiendo coca cola en vasos de papel al igual que en el cine.
—La televisión era mi idea,— Bill-E se jacta, el mando a distancia en equilibrio sobre su rodilla izquierda. —Dervish resistió al principio, pero yo seguí insistiendo y al final se compró una.—
—¿Él siempre cede a tus demandas?— Le pregunto.
—No,— E-Bill suspira. —Puedo hacer girar a mis Abuelos alrededor de mi dedo meñique, pero no puedo con Dervish. Se compro el televisor porque lo convencí de que era una buena idea, sus invitados le darían buen uso aunque el no lo hiciera. —
—Tu y Dervish son cercanos, ¿no?— Tomo nota.
—¡A un lado, Sherlock Holmes, hay un chico nuevo en la ciudad!— Bill-E se ríe, moviendo los ojos.
—No quiero que ... como ... meterme entre ustedes ... ni nada —, murmuro con torpeza.
—No podrías ni aunque trataras—, responde con aires de suficiencia.
—Yo podría!— Me cabreo. —Él es mi tío.—
—¿Y?— Bill-E se ríe. —Él es mi padre!—
Lo miro, asombrado.
Bill-E se ve avergonzado. —No debería haber dicho eso—, murmura. —No se lo dirás, ¿verdad?—
—No, pero... Quiero decir ... — Recupero el aliento. —¡Dijiste que no conocías a tu padre!—
—No lo conozco—, dice. —No oficialmente. Pero no necesita se un genio para comprenderlo. No me invitaría ni me prestaría tanta atención si no estuviéramos emparentados. Y el Abuelo y la Abuela Spleen no tolerarian su presencia si pudieran hacerlo, sin importar que tan amigo hubiera sido de mi mamá. Dervish tiene que ser mi padre. Es lógica pura.—
—¿Alguna vez le preguntaste?—
Bill-E niega con la cabeza al instante. —¿Por qué echarlo a perder? Nos llevamos muy bien como estamos. Si la verdad saliera a la luz, podría decidir pedir mi custodia —.
—¿No te gustaría eso?— Pregunto.
Él se encoge de hombros. —No extrañaría tanto a mis abuelos si me mudara con Dervish—, admite. —Yo podría ir a verlos todo el tiempo. Pero si perdiera, podrían pedir una orden judicial para alejarlo de mi. Supongo que llegaron a un acuerdo con él cuando murió mi madre, que el podría seguir visitándome,o que podría ir yo a visitarlo, siempre y cuando no me dijera quién es en realidad. Si hago algo imprudente, podría arruinarlo todo. —
Me rasco la cabeza, pensando. Todo parece un poco complicado para mí, Dervish no me parece de la clase que anda en las sombras. Pero yo soy nuevo en la escena. Bill-E ha pasado la mayor parte de su vida alrededor de mi tío. Supongo que sabe de lo que está hablando.
—Esto nos convierte en primos, si es verdad—, señalo.
—Sí,— E-Bill se ríe, y luego me golpea en el pecho. —También me hace su hijo y legítimo heredero, así que no te sientas demasiado apegado a este lugar, Grady, porque tan pronto como el anciano estire la pata, estás fuera de aquí!
—¡Encantador!— Me río, y vuelco lo último de mis palomitas de maíz sobre la cabeza de Bill-E.
—¡Hey!—, Bill-E grita, sacudiendo las palomitas de su cabeza, esparciéndolas por todo el sofá y el suelo. —¡Limpia esto!—
—Limpia tú—, sonrío malvadamente. —Es tu casa ...—
Ambos riéndonos, me persigue por las escaleras hasta mi habitación, lanzando puñados de palomitas de maíz sobre mi cabeza todo el camino.


Fin